¿Y qué más podía entusiasmarla tanto si no era por esa mujer?
Molesta, Sisca estaba a punto de regañarla, pero al alzar la vista vio a una mujer con camiseta blanca de manga corta y jeans, de aura fría, que seguía a Dylan hacia la Sala 3.
—El teléfono.
Apenas lo dijo, su asistente se lo entregó.