Capítulo 38
¿Y qué más podía entusiasmarla tanto si no era por esa mujer?

Molesta, Sisca estaba a punto de regañarla, pero al alzar la vista vio a una mujer con camiseta blanca de manga corta y jeans, de aura fría, que seguía a Dylan hacia la Sala 3.

—El teléfono.

Apenas lo dijo, su asistente se lo entregó.

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