Visita inesperada

***Leo***

Tres meses tengo de estar viajando de Moscú a San Petersburgo, únicamente para buscar la solución a todos mis problemas.

En el preciso instante que los padres de la mocosa se enteraron de la tal cláusula que también desconocían él y su mujer quisieron matarme al solo verme, es aceptable su reacción porque ven que su hija la mocosa y el hombre que casi le dobla la edad no son compatibles.

Mi respuesta ante ellos fue que no tengo la intención de casarme con su hija, pero tampoco quiero que esa cláusula perjudique a mi familia.

Desde ese día que hablé respecto al tema, ellos han buscado muchas formas de deshacer todo, pero hasta el día de hoy no hay soluciones porque es algo que está establecido y ambos hijos tienen que cumplirlo.

Los padres de ella tienen las intenciones de llevarse lejos a la mocosa, por mí es un enorme favor que me hacen, pero no lo permitiré porque no quiero quedarme con los brazos cruzados, no puedo defraudar a mi familia, no puedo quedarme en la calle. El tiempo me está haciendo tic tac.

Estaciono mi Chevrolet Silverado 3500HD high country review y de aquí puedo apreciar como la mocosa está frente de mí con un par de mocosas peor que ella. Resoplo al verla, es que siento que mi vida es una completa burla.

He venido al hotel Indigo St. Petersburgo, ya que he estado casi toda la noche en reunión con Dmitriy. Y pensando venir a dormir para volverme a reunir con él porque todo lo del casamiento nos tiene con dolor de cabeza, pero eso se ha ido al carajo porque la visita inesperada de la chica me dice que tengo que posponer la visita con mi cama.

—Leo —abro mis ojos de golpe al escuchar ese chillido familiar, no había salido de la camioneta cuando la loca viene a mí—, por favor—súplica dando un par de palmadas sobre la ventana de la camioneta.

¡No puede ser! Lo último que me faltaba, la mocosa se presenta sin avisar, ¿cómo supo donde me estaba quedando?

—En otro momento será, y si me disculpas tengo que entrar porque me urge descansar —salgo de la camioneta y lo último se lo dije por lo bajo porque no quiero humillarla más de lo que ella se está humillando al venir hasta aquí.

¿Qué es lo que quiere?

—Amor, te presentaré a mis amigas —exclama la chica, señalando a las otras mocosas—, acabamos de salir de clases y ellas tenían la curiosidad de conocerte.

Me quedo paralizado al escuchar eso, ¿amor? Siento como si me hubiesen salido dos cabezas aparte de la que tengo. ¿Qué es lo que está diciendo?

—Hmmm… Tu padre sabe que estás aquí —protesto por lo bajo, a pesar de que siento que no falta mucho para que pierda mi paciencia.

—Ellos saben mi amor, hasta me han pedido decirte que me lleves a casa —dice tras guiñarme un ojo—… Vamos Leo, no seas tímido—la última palabra me descolocó y me pongo rígido al sentir su mano buscando la mía hasta entrelazarla.

—¿Qué? —vocifero por lo bajo.

—Sígueme la corriente —susurra cerca de mi oído.

La loca no me dejó hablar porque de un momento a otro, posa sus labios juntos con los míos. Su boca se mueve cada vez más, adueñándose de la mía, exigiendo que le responda el beso. Ella cierra sus ojos y de momento me dejo llevar por la sensación que está provocando la mocosa en mí, sin ella tener ninguna experiencia sigo los movimientos del beso.

—No hay necesidad de que expresen su amor delante de los pobres —escucho gritos de las locas cerca de nosotros.

Los gritos de las locas nos vuelven a la realidad, ambos nos despegamos penetrando la mirada del uno al otro. ¡Maldición!, ahora la mocosa ha dejado de ser virgen, ya que me imagino que no ha besado a otro estúpido que se deja hacer lo que ella quiere.

—Chicas, él es mi novio Leo —dice la mocosa levantando pecho y yo quiero reírme al escuchar eso.

¿Novio? Ni en tus sueños, niña, no podría ser nada tuyo porque no eres de mi gusto.

Las tres mocosas vienen hacia mí, extendiendo sus manos y tímidamente me dicen que son las compañeras de universidad de Pao.

Tengo dos opciones; desenmascarar a esta mentirosa o seguirle la corriente para que ella me deba un favor.

Me voy por lo segundo y saludo a las mocosas, para luego decirle que me disculpen porque se me ha surgido un problema del que tengo que resolver, pero antes debo ir a mi habitación. Ellas solo asintieron diciendo que era un gusto conocerme y que también ellas tienen que hacer un par de cosas, pero antes de irse me dicen que un día no muy lejano las tengo que acompañar al cine.

¿Al cine?

—Adiós, chicas… —la mocosa suelta de mi mano y corre hacia sus amigas para despedirse.

Mi corazón se empieza acelerar, mis ganas de matarla aumentan, y si voy a morir de cólera. ¡Me importa! Moriré con gusto.

—Te doy dos minutos para que me expliques todo —alzo la voz luego de asegurarme que las otras mocosas estén lejos de nosotros—, vamos, súbete a la camioneta.

—¡Calma! No es motivo que te alteres —dice con esa altura de grandeza—, todo fue una pequeña travesura, ni que fueses la última moneda del mundo—bufa tras poner sus ojos en blanco.

—Solo eso tienes que decirme —aspiro todo el aire que tengo porque esta niña provoca que pierda mi paciencia y todo el aire que respiro.

—¡Está bien! Tú ganas —resopla, y se cruza de brazos—, sabía que te estabas quedando aquí y como no quería irme con mi hermano se me ocurrió la idea de venir a darte una sorpresa—cierro mis ojos, llevo mi mano hacia mi rostro negando con la cabeza de lo que esta niña tiene en su mente—. Ya, deja el drama, mis amigas me acorralaron y no pude negarme y decirle que tú eres mi novio, aunque ahora me arrepiento porque yo soy mucha mujer para t…

—Niña, no eres mujer para mí —la rabia empieza apoderarse de mí—, nuevamente te digo que te des tu lugar, no quiero hacerte daño, pero no me la dejas fácil insistiendo en que tú y yo algún día tendremos algo que no pasará, tampoco soy ningún camino para tus problemas estúpidos y menos un trapo viejo que utilizas cuando se te da la regalada gana—grité a todo pulmón.

—Wao… Wao… Wao… Bájale tres rayitas a tu histeria —dice con esa tranquilidad en su voz y en su rostro.

—¿Qué le bajé?

—Dejemos este tema en el pasado —mueve ambas manos de un lado a otro, restándole importancia.

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