26. La Advertencia
Al cruzar la calle, Heinst miró disimuladamente hacia atrás y vio al hombre con gafas oscuras y gorra que lo seguía a una distancia prudente. La tensión en el aire era palpable. Heinst aceleró el paso, intentando perder a su perseguidor entre la multitud de la ciudad. Sin embargo, el hombre mantenía la distancia, siempre a unos metros detrás de él.
Heinst decidió cambiar de ruta varias veces, girando en esquinas y entrando en callejones, pero el hombre seguía detrás de él. La persecución se volvió más intensa cuando Heinst se adentró en un callejón oscuro. De repente, el hombre se acercó y lo empujó contra la pared. Heinst se defendió, pero el hombre era fuerte. En medio de la lucha, Heinst logró ver el rostro del hombre y se dio cuenta de que era Tristen, el mercenario amigo de Noah.
—¿Qué quieres de mí? —preguntó Heinst, jadeando y tratando de liberarse del agarre de Tristen.
—Solo un mensaje de un viejo amigo —respondió Tristen disfrazado con una sonrisa siniestra—. Quiere que sepa