11. Averiguarlo

Quisiera seguir besándola toda mi vida, pero mis pulmones tienen otros planes. Ellos me piden una pausa en medio de todo este desorden, y al alejarme de sus labios veo su mirada, esta confundida, pero no mucho màs que yo.

Su pecho se mueve al compás de su agitada respiración, no despega su mirada de mí, y en su mente apuesto que hay un desorden de preguntas al igual que en la mía. —Dime algo por favor.— Le pido en un susurro.

Estoy intentando comprenderla, pero es literalmente imposible —¿Qué se supone que deba decirte? Me has besado sin que yo te lo permitiera...— Intenta decir, pero niego de inmediato.

—¿Sin que me lo permitieras? Discúlpame, pero bien que has correspondido a mi beso.— Le interrumpo y me mira con más rabia aún.

—Kilian, ¿acaso te crees irresistible, o que? — Me pregunta a modo de reclamo.

Joder... se ve tan sexy cuando se enfada...

Vuelvo a acercarme a ella y sonrió —Para nada guapa, yo no me considero irresistible, pero negar que ha habido una química increíble entre los dos sería un poco hipócrita, ¿no crees?— Le cuestiono, y por alguna razón, ella sujeta mi barbilla con una de sus manos y me hace mirarla fijamente.

—Y dime... ¿crees que, porque besas como lo haces, te diré que si a todo?— Dice y sonrió triunfal.

—¿Eso quiere decir que te ha gustado?— Inquiero intentando no reír y ella me suelta pero empujando mi rostro de una manera que al contrario de parecerme agresiva, me parece muy sensual.

—Eres imposible, engreído, insoportable, terco...— Intenta decir, pero antes de que pueda seguir hablando, la callo con otro beso.

Esta vez es más corto, pero al menos cumplió su objetivo —Si, seré lo que tú quieras, pero déjame decirte algo Sofía Laurent.— Expreso pronunciando su nombre de manera exagerada —Por otro beso de esos soy capaz de bajar al mismísimo infierno si es necesario.— Sentencio con toda seguridad.

Me mira con dudas —Ahora eres tu quien confiesa que beso bien...— Señala de una forma que consigue enloquecerme.

Vuelvo a acercarme a ella —Te lo digo con todas las letras, besas jodidamente bien ¿y sabes algo? — Le pregunto dejándola en silencio —Aguantare lo que deba aguantar hasta que tú y yo sepamos de que rayos va todo esto que sucede aquí. No te pienso dejar tranquila, así que... si quieres renunciar; esta es tu oportunidad. — Le advierto.

—¿Es una amenaza?— Consulta firme.

Niego —Es una advertencia. No pienso detenerme hasta no descubrir que sucede entre los dos. Seré respetuoso, pero te insistiré tanto que querrás darme la oportunidad de probar y entender que nos ocurre.—

—¿Un capricho, Arraitz?— Me pregunta y niego.

—No, esto está muy lejos de un capricho... Esto pasa porque realmente me alteras por completo cuando estas cerca y no es normal en mi.— Confieso y ríe.

—¡Por favor! Tú te alteras con cualquier mujer que pase frente de ti y que tenga un buen cuerpo...— Comenta de manera sarcástica.

Rio de sus palabras, y ahora soy yo quien sujeta su barbilla haciendo que me mire —No te confundas, preciosa. No te mentiré, tienes un cuerpazo que podría volver loco a cualquiera, pero lo que más me gusta de ti es ese carácter de los mil demonios que te cargas y que a la misma vez te hace ser un ángel cuando estas con tu hija. También me encanta lo inteligente, segura, y valiente que eres... eres una mezcla muy difícil de ignorar y por eso te voy a insistir tanto. — Le confieso y a medida que voy diciéndole estas palabras me voy dando cuenta que esto hace mucho que no me sucedía.

—¿Me dirás que has descubierto todo eso en mí en una semana?— Duda a modo de reto.

Encojo mis hombros mientras le suelto —Pues mira, he estado un año y medio con alguien y al parecer no había descubierto quien era ella realmente. Tu también, has estado con el imbécil de tu ex un tiempo muy largo y hasta te has casado con él... al parecer, tu tampoco sabias quien era Guillermo ¿entonces? ¿Qué garantía da el tiempo? — Interrogo y se queda en silencio —Exacto, ninguna. Si hay algo que he aprendido de ti, es que eres muy directa y yo me he convertido en un hombre muy directo también. Podría decirte que pasemos la noche juntos, que veamos que nos sucede, pero no creo que vayas a aceptar, entonces, simplemente te diré; prepárate porque no te pienso dejar en paz.— Le digo y luego me acomodo en el asiento como si nada hubiese sucedido.

Siento su mirada sobre mí y sé que está haciéndose mil preguntas acerca de todo lo que le he dicho, pero también yo pienso jugar mi juego y no le responderé ninguna de ellas en estos instantes.  

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo