Capítulo 22. Pseudonombre árabe

Me alojarían en la casa de una tal "agente Barclay", era un lugar propicio para mantener mi confidencialidad, aunque, no sabía bien si eso sería un problema o me favorecería de alguna manera, lo cierto era que tendría un techo donde pasar la noche, nuevamente fue la voz del general la que me espabiló de mis lagunas mentales.

_¿tiene con usted sus tarjetas de banco, agente Latif?-preguntó el general viéndome directo a los ojos. 

_emmm, claro, es decir, sí señor. -No me esperaba que me fuesen a terminar cobrando por los días de entrenamiento, me había tomado por sorpresa, sin embargo decidí entregarle mis tarjetas sin objeciones, solo esperaba que no fuera a costarme un ojo de la cara, necesitaba conservar mis ahorros.

_Realizaremos un par de transacciones ficticias-agregó el general, debió notar la preocupación reflejada en mi rostro y continuó su explicación: _haremos compras en tiendas y registros de hoteles en China, Inglaterra, América del sur y Rusia, les daremos un poco de trabajo adicional a nuestros colegas de inteligencia en Valencia. Y no se preocupe por su dinero, le reembolsaremos cada centavo a una nueva cuenta que le hemos abierto con su nueva identidad, todos sus ahorros serán transferidos anónimamente a su nueva cuenta de banco, los fondos serán redirigidos desde las bahamas y Suiza, algo imposible de rastrear, también tiene nuevas tarjetas bancarias registradas a su nombre, señor Latif, todo lo encontrará dentro de la carpeta que tiene en sus manos, espero ahora empiece a entender porque es tan importante que interiorice cada detalle ahí escrito.  –ufff fue un alivio para mí el saber que seguiría conservando mis ahorros. 

_Muchas gracias general – desearía haberle expresado la inmensa satisfacción que sentía por volver a hallarle un rumbo a mi estrellada vida, pero no se me daba muy bien los agradecimientos imprevistos, así que me limité a ese “gracias”. 

_Ahórrese sus agradecimientos para más adelante Agente, a partir de este momento tiene mucho trabajo por hacer, ahora, ya puede salir de mi oficina, lo están esperando para darle una breve inducción por nuestras instalaciones. 

_Sí señor, permiso me retiro general. –me levanté de la silla y empecé a caminar hacia la salida, cuando estaba cruzando la puerta escuché decir al general:

_Agente Latif, -me di media vuelta para saber de qué se trataba.

 _Yo personalmente me tomé la molestia de leer de manera minuciosa su expediente de carrera militar, tengo fe en ti hijo, no me decepciones.   -No supe que decir en ese momento, me había pillado con la guardia baja, en el fondo agradecí el voto de confianza que me había dado el general, respondí con lo único que tenía en mente.

_No lo haré general, no os defraudaré. –me volví a dar vuelta y salí de la oficina, en mi mente parecía haber un enorme volcán a punto de hacer erupción por tanta información inesperada, mantenía bajo mi brazo derecho la preciada carpeta que me había entregado mi nuevo jefe, caminaba por el mismo pasillo por donde había llegado, parecía ir en una especie de trance mental, caminaba con la mirada perdida en el largo pasillo mientras mis pensamientos se hallaban distantes en una galaxia a millones de años luz. 

Una voz a mis espaldas me llamaba por mi nuevo nombre, sabía que era a mí a quien requería ese incesante llamado, aun así no conseguí reaccionar, seguí caminando como si no hubiese escuchado nada, mi mente se hallaba en un lugar muy lejano del mundo real.

_ ¡Agente Latif!, ¡esperadme tío! –al final, después de un par de segundos de divagar por los mundos extraños de mi mente, logré volver en mí y me di media vuelta, logré identificar al dueño de la vos que me había estado llamando.

_¿Káel?, ¿acaso estabas espiando la conversación que estábamos teniendo el general y yo? –interrogué con cierta malicia.

_no es necesario Latif, he sido yo quien ha reunido la mayor parte de la información contenida en esa hermosa carpeta ambarina que llevas bajo tu brazo, estoy al tanto de todo tío, no te quieras pasar de listo conmigo eh. -decía el joven árabe mientras me daba un codazo en señal de camaradería. 

_vale, vale, pues si es así como dices no me dejas elección, debo asesinarte, sabes mucho sobre mí, será por mi propia seguridad que te asesine. -le devolví el codazo y soltamos al tiempo una estrepitosa carcajada. 

_Bueno ya tendrás tiempo para asesinarme más adelante tío, porque ahora debo instruirte en el arte de la inteligencia militar, seré tu instructor por un par de semanas, así que vete acostumbrando a verme por lo menos 23 horas y media al día, la media hora restante te llamaré por teléfono para saber cómo va todo. 

_¿Es que acaso pensáis en compartir litera conmigo o que coños tío?, pues… con eso de que te veré todo el día no se me ocurre otra cosa. –Káel me voltio a ver levantando una ceja con cara de no haber captado el mensaje, no pudo contenerse más y estalló en una enorme carcajada, la risa es contagiosa y me uní a la risotada. 

_Vale, eres un pesado tío eh, solo bromeaba con lo de las 23 horas colega. –terminó diciendo Káel mientras recuperaba el aliento después de tanto reír.

_pues yo no bromeaba en que te quieras salir del closet conmigo, aunque siento decepcionarte colega, porque te confieso que a mí sí que me gustan las tías, tienes un ejemplar del verdadero macho alfa ante tus ojos, así que dormirás en el sofá, no pienso compartir litera con un gilipollas como tú. -una escandalosa carcajada no se hizo esperar de ambos lados. Me empezaba a caer bien el agente Káel, era muy ameno entablar una plática con él, no se tomaba a pecho mis bromas y casi siempre se le veía de buen humor.  

_vamos a la sala principal. –sugirió Káel mientras seguíamos caminando por el pasillo. _quiero enseñarte un poco de las diferentes dependencias de nuestra agencia, ya es hora de que hagas nuevos amigos, los vais a necesitar más adelante, eso te lo puedo asegurar tío.

Llegamos al salón de oficinas que había visto la primera vez, nos abrimos paso por el medio del recinto, alguno que otro curioso asomaba la cabeza por encima de su cubículo para ver al nuevo integrante de AURA. 

_Te presento al agente Owen, nuestro colega cerebrito es un genio en el tratamiento de imágenes digitales, todo lo relacionado con servicios informáticos y cosas de ese estilo son el trabajo de nuestro colega aquí presente, también te adelanto que será tu instructor en esas áreas del conocimiento. 

_¿Qué tal tío? ¿Así que tú eres el nuevo eh? Pues bienvenido a la familia, lo que necesites por aquí ya sabes, siempre a la orden. -fueron las primeras palabras del agente Owen, un hombre joven de piel blanca como el papel, ojos negros y cabello no muy largo del mismo color, lucía un traje negro muy similar al del general.

empecé a notar que ese traje era el uniforme de la agencia, todos llevaban casi el mismo atuendo, a excepción de las mujeres que vestían una sexy minifalda negra y un saco del mismo color, dejando ver a la altura de sus pechos una inmaculada camisa de botones color blanco, todas vestían tacones negros y medias veladas. Realmente bellas en su mayoría.

_Pues gracias agente Owen, espero serles de ayuda en la agencia. –Respondí ante la amabilidad del agente. 

_y lo serás tío, eso dadlo por echo, se rumora en los pasillos que tienes todas las cualidades para ser el nuevo favorito en Aura, te esperan cosas grandes chaval, vete preparando… -agregó Owen perfilando una sonrisa en su rostro. 

_ ¡Que así sea agente owen!- respondí medio dubitativo por sus palabras, no sabía a ciencia cierta si lo de su comentario fuera bueno o malo. 

_ ¡no! ¡no! ¡no! nada de "agente", estamos entre colegas tío, solo owen está bien para mí. –apremió mi nuevo colega.

_vale, lo que tú digas owen. 

Intercambiamos un apretón de manos y me despedí de owen, Káel me indicaba que fuéramos a dar un recorrido por todas las instalaciones del edificio, debería aprender donde ubicar cada una de las oficinas, habían cientos de ellas distribuidas en los seis pisos del edificio, desde las oficinas de las secretarias del general, pasando por los agentes informáticos, hasta los forenses y cuerpo técnico de investigación, habían muchas otras dependencias, cada una portaba su nombre en una especie de sticker pegado en la parte superior de cada oficina.

Parte del día se esfumó sin darme cuenta, por las ventanas se empezaba a distinguir el apaciguado sol de media tarde, Káel me había estado paseando por todo el edificio, presentándome cantidad de personas en cada oficina a la que nos adentrábamos, ya estaba canso de repetir las mismas palabras a tanta gente, por fin se terminaba mi primera jornada. 

Me comunicó Káel que me llevaría a la casa de la agente Barclay, donde me hospedaría. 

Sentí un gran alivio al escuchar sus palabras, anhelaba darme una buena ducha y tumbarme en una cama, aprovecharía las últimas horas de sol para divisar el paisaje de ida al lugar en el que me hospedaría.

Bajamos al sótano del edificio donde estaban los aparcaderos, nos dirigimos hasta un lujoso BMW deportivo de vidrios oscuros, Káel se subió en el asiento del piloto y me pidió abordar el asiento del copiloto, encendió el coche y nos pusimos en marcha. 

Durante el viaje mi colega me había estado hablando de la estructura organizacional de AURA, siendo su comandante en jefe el general Carbel, lo describió como un hombre justo, recto en su actuar pero también severo con los que se saltaban las normas. Habían estado trabajando juntos por más de siete años, Káel se había vuelto el agente más cercano al general, algo así como su mano derecha, por eso le había encomendado la ardua tarea de instruirme en el oficio, confiaba plenamente en que no sería labor difícil para Káel. 

Yo sabía bien que todos en AURA eran militares activos, sin embargo no me quedaba muy claro cómo era la forma correcta de dirigirme a cada uno de ellos, si por un grado en especial o alguna otra forma que yo desconociese, quise despejar mi duda preguntándoselo a mi colega. 

_Káel, hay algo que aun no entiendo muy bien.  -comencé diciendo. _aquí todos son militares con el distintivo de “agentes de inteligencia”, pero… ¿qué grado militar tienen, o, como me debería dirigir a cada uno? 

_Eres buen observador Latif, y en cuanto a tu pregunta, verás, no se suele revelar nuestros grados militares a nadie, y cuando digo a nadie significa A  N-A-D-I-E, NADIE, ni siquiera entre nosotros mismos, es como una especie de tradición muy antigua en AURA, aunque todos sabemos que aparte de la tradición se hace así por motivos de seguridad, a excepción de Carbel del que todos conocemos su grado, bueno y a excepción tuya también tío, en vista de que te has vuelto famoso por la tele estos últimos días, todos en AURA sabemos que eres el cabo segundo Neythan Brown. En condiciones normales solo se nos asigna pseudonombres que debemos usar de forma permanente, y todos aquí tenemos el grado de agentes, no hay oficiales, suboficiales o soldados, aquí todos son agentes.

Solo en casos muy aislados se conoce o se te permite usar el nombre real, como en tu caso por ejemplo, que todos lo conocemos por la adversidad de las circunstancias. En mi caso uso un  Pseudonombre que ya conoces “Káel”, me fue asignado debido a mis notorios rasgos árabes, aunque… ahora que lo menciono no logro encajar muy bien el motivo por el cual te han asignado un nombre árabe a ti también colega, porque… de árabe no tienes ni un pelo, hummm bastante curioso ¿no lo crees? _terminó diciendo Káel mientras con una mano se rascaba la barbilla, como queriendo encajar las piezas del puzzle en su mente.

Las últimas palabras de Káel hacían eco en mis pensamientos, a mí también me había surgido la misma duda cuando supe de mi nuevo nombre, Káel solo confirmaba mis sospechas,  ese nombre no había sido elegido al azar, tenía un objetivo y muy pronto descubriría lo que era. 

Nos empezamos a adentrar en un vecindario bastante tranquilo, jardines a la orilla de la carretera, revestidos con innumerables árboles frutales, la imagen se repetía una y otra vez en cada casa que íbamos pasando, giramos a la izquierda y en frente logré divisar un jardín mucho más abundante en vida y matices que los que habíamos dejado atrás, éste ocupaba la totalidad del frente de una enorme casa colonial de dos plantas y un balcón que daba hacia la calle principal, los lirios en exóticos y resplandecientes colores formaban la primera sección de la encantadora vista, seguidos por tulipanes de vibrantes colores que daban paso a toda una guarnición de rosas, claveles, violetas, dalias, crisantemos, amapolas y un innumerable número de especies deleitables a la vista por sus formas y colores. Dos palmeras indicaban el camino a la puerta principal de la casa. El coche se detuvo justo en frente de la majestuosa vivienda.

_ ¡bien!, hemos llegado colega, os presento tu hogar de paso, ¿bonita casa no crees? 

Vaya que sí lo era, la casa emanaba una tranquilidad absoluta, se percibía una viva sensación de paz proveniente del lugar, incluso los ánimos parecían mejorar a pasos de gigante con solo estar en frente de la paradisiaca edificación. 

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