«En este lugar el tiempo y la distancia no existen. Aquí es la quimera, y como tal, no hay nada que pueda dañar. Camino sin rumbo fijo en este desierto donde todo es blanco o es negro según como yo quiera verlo…»
Se encuentra caminando, vagando en aquel lugar inexistente de la nada. Su mirada está fija hacia el frente y el rostro inexpresivo. De pronto la nada deja de serlo y ahora un susurro llega hasta sus oídos:
—Ven a mí.
La frase compuesta por tres palabras es totalmente incomprensible para ella, la escucha, pero no la comprende, entonces detiene su andar.
—Te amo.
Después de permanecer quieta vuelve a escuchar el sonido de palabras, ahora distintas a la oración anterior, más pequeña, pero, lo que llama su atención es el sonido que emite aquella voz, ta