La noche parecía perfecta para un paseo. Al llegar al aeropuerto, Leonard cargaba el equipaje mientras llamaba a la tía Misha.
-Hemos llegado, estoy acomodando el equipaje y calculo que estaremos en casa en tres horas. Haré una parada en el camino para comer algo ligero… así que no nos esperes despierta, por favor, tía Misha. Descansa-.
-Mucho tiempo… te tomará más tiempo. Igual estaré viendo alguna película-.
-Es imposible convencerte de lo contrario, así que está bien, tomaremos un café en el camino y directo a casa-.
-Debes saber que tienes una fiel admiradora en camino, pero no te preocupes, me ocuparé de ella. No quiero que Madelin se sienta incómoda; Mumi es experta en hacer berrinches y pataletas. Aunque esta vez estoy yo… no se lo permitiré. De hecho, la mantendré ocupada-.
- ¿Y cómo piensas lograrlo? -.
-Querido, los postres son mi debilidad. Le daré clases-.
-Eres mi tía favorita-.
-Adoro ser la tía buena-.
Leonard sonreía divertido con las ocurrencias de la tía Misha. Colgó