NIXTER
Mierda claro que puede ser arrogante, el cabrón tiene un buen espécimen dentro de sus piernas para comprobar, que es muy capaz de volarle los sesos a cualquiera.
Tanque volvió a meter uno de sus dedos en mi coño.
—Dios, mujer—Exclamó él.—Estás tal malditamente estrecha, que se que estrangularas mi maldita polla.—Jugueteo con sus dedos dentro de mí y hizo tijeras para ensancharme un poco más. Un fuego comenzó a originarse dentro de mí. Tanque me dirigió una sonrisa depredadora, una insinuante promesa sexual y sus dientes brillaron en la oscuridad, dándole un toque de diabólico
—¿Quieres correrte de nuevo, verdad?—