*ANTONELLA*
Mientras picaba los vegetales para mi almuerzo, el rítmico repiqueteo del cuchillo contra la tabla de cortar llenaba la cocina con un sonido reconfortante.
No esperaba que nada alterara mi tranquila rutina matutina, pero de repente, el destello plateado de un auto estacionándose en el camino de entrada captó mi atención a través del ventanal de la cocina.
Era Giovanni. Mi amado esposo.
¿Qué estaba haciendo en casa a esta hora del día?
Una sensación de intriga y preocupación se apoderó de mí mientras dejaba el cuchillo en el fregadero y secaba mis manos con un paño. Con paso decidido, me encaminé hacia la sala, preguntándome qué podía haber pasado para que mi esposo estuviera de regreso tan temprano.
Giovanni nunca abandonaba su jornada laboral, pues se tomaba muy en serio sus responsabilidades.
Giovanni cruzó la puerta con una pesadez palpable. Su aura, antes llena de seguridad, ahora reflejaba un