—Si abres bien la boca, para la próxima te daré más comida. —Arrojó el plato sobre la cama con tan solo un pan a medias y una rebanada de queso, mientras que él se iba con uno repleto con pollo, arroz, queso y ensalada.
Suspiré.
Porque era lo único que podía hacer para retener las lágrimas y soportar el dolor ahí abajo.
A papá no le interesaba yo, solo le importaba el dinero que ganaba conmigo y sus amigos. Detestaba a mamá por haberme abandonado aquí y llevarse solo a Allek. Debió dejarlo a él, al menos no le habría tocado nada de esto, puesto que nuestro progenitor siempre pensó que obtendría buenas ganancias con su primogénito si traficaba droga en el colegio.
— ¿Mia?
Abrace con fuerza la almohada, no quería q