POV Antonella
¡Hummm! Que a gusto estoy. No quiero levantarme, los brazos de Noah son muy cálidos.
Miro el rostro del hombre con quién me casé y sin lugar a dudas es hermoso. El quiere que nuestro hijo se parezca a mi, pero me encantaría que se pareciera a él, eso sería el éxito asegurado para nuestro pulgarcito. Hummm, mejor no, después tendré que comprarme una escopeta.
Quisiera quedarme en sus brazos un poco más, pero mi primogénito reclama por su alimento, así que con mucha agilidad salgo de la cama para preparar el desayuno.
Mi humor está tan bueno que me es imposible no colocar música. Entre tarareos y bailes es que realizó nuestro desayuno.
En un momento repentino siento unas manos apoderarse de mi cintura.
—Que divino es despertar y ver a tu mujer descalza y bailando mientras me hace el desayuno.
Noah me habla con su voz ronca y es inevitable no sentir que me derrito con su tacto.
—Buenos días —le respondo con dulzura.
—Muy buenos días, mi reina.
—Te levantaste a tiempo, el des