Capítulo 19

 —¡Tú te crees mucho, imbécil! —Una mujer con cara de matona se acercó a Ariadna, quién tenía parte del rostro cubierto, aún. Estaba en el baño de la prisión y fue rodeada por un grupo de mujeres.

 —¡Aléjense de mí, ratas asquerosas! —Ella las confrontó y todas empezaron a reír.

 —¿Qué te haremos por tu insolencia? —Una de ellas dijo lamiéndose los labios.

Ariadna yacía en el frío y sucio piso, toda agolpeada y con la herida de su rostro sangrando. Lágrimas cubrían su rostro y entonces, añoraba aquel apartamento sencillo del que una vez tanto se quejó.

***

Pablo estaba sentado en un balcón de la instalación, mirando el azul oscuro del cielo decorado con estrellas. Ese firmamento le recordaba a a

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