Capítulo 33.
Cuando desperté, de madrugada, sobre mi cama, vi a Joel, entre las sombras, vestirse apresuradamente, mientras maldecía por lo bajo. Lucía tan mono, que no pude evitar sonreír, haciendo que él se percatase de que me había despertado.
Después de nuestro pequeño encuentro en el garaje habíamos subido a seguir besándonos, tocándonos, abrazándonos y haciendo el amor. Hasta que quedamos profundamente dormidos, abrazados.