Con movimientos suaves empezó a entrar y salir de Elisa, mimando cada centímetro de su cuerpo con ternura mientras ella clavaba sus uñas en sus hombros pidiendo más.
—¿Más, nena, quieres más? —preguntó el birmano mientras echaba atrás las caderas y se separaba para volver a penetrarla con un movimi