Volvió con un juego de aguas, vías y sueros.
—No hay medicamentos contra la malaria pero sí antipiréticos —dijo—. Se los pondremos en vena, lo primero es evitar las convulsiones.
Le colocó el medicamento a Elisa y se giró hacia su hermano. Los dos eran iguales, hombres con capacidad y espíritu par