Kainn se sentía desesperado, el temor lo invadía por completo.
—¡Nena...! Nena tienes que despertarte, por favor no me hagas esto —murmuró mientras se ponía ropa y trataba de que reaccionara.
Con el corazón en la boca, Kainn corrió a buscar el botiquín de la casa y sacó un termómetro para tomarle