Alondra lo miró con adoración, iba a abrazarlo y la pequeña Camil, no lo permitió.
—No mami, mi papi bonito es mío—exclamó con posesión, tomando a su padre de ambas mejillas y besándolo.
—Acércate amor, puedo tenerlo a los tres junto a mí, no sabes cuánto soñé, estar así, juntos—pidió el hombre con su rostro s