Capirulo 32: "Una verdad a punto de ser revelada"
Mientras tanto, todavía en el hospital, Gala despertó luego de un largo rato, y al ver a Ramsés con la cabeza escondida en sus manos, se incorporó pegándose a la espalda del sofá.
Ramsés la sintió y enseguida alzó el rostro. La mirada de desconcierto, temor e incertidumbre que le dedicó su esposa, lo desarmó por completo. Ella era su vida entera.
— Gala, mi amor, no me mires así.
— ¿Y cómo esperas que lo haga? No eres el hombre del que me enamoré. No eres el hombre con el que me casé.
Ramsés sintió el peso de aquellas palabras como un cuchillo afilado.
— No me digas eso, por favor — rogó —. Solo… estaba desesperado. Necesitaba encontrar una forma de salvarte, de curarte.
— ¿Y esa forma era poniendo la vida de un inocente en riesgo?
— Giulia es todo menos una inocente, lo sabes.
Gala negó.
— No hablo de Giulia, sino del bebé.
Ramsés frunció el ceño.
— ¿De qué bebé hablas?
Gala entornó los ojos.
— Del bebé de Giulia, Ramsés. Ese que iba