43. ÉL ES MÍO
VICTORIA:
Marcus no sabía si sentirse halagado o incómodo ante la proclamación de Neiti. Sus manos pequeñas aún sostenían las suyas y, aunque el niño no estaba acostumbrado a tales muestras de posesividad, había algo reconfortante en la fuerza de su voz y en la forma en que lo defendía. Uno de los niños más grandes del grupo, un jovencito pelirrojo con pecas extendidas por todo el rostro, se adelantó, haciendo una mueca divertida.
—¿De verdad es solo tuyo, Neiti? ¿Acaso podemos hablar con él o también está prohibido? —dijo con un tono burlón, pero no malicioso.
—Es muy blanco —dijo otro niño, un poco mayor que ellos—. ¿Verdad que es feo?
—¡Es lindo! —gritó Neiti, furiosa, tirando de Marcus.
—Parece que no coge sol —se burló otro niño—. ¿Por qué te escondes detrás de una chica? ¿Tienes miedo?
Marcus miró furioso a los niños que se burlaban de él. Las miradas de los otros, llenas de curiosidad y burla, encendieron la furia en él. Empujó a Neiti detrás de él y los enfrentó con v