POV: Adam.
Salgo del club con un genio de mil demonios. Llego donde Henry está aparcado y le hago una mueca seca para que arranque el auto y por fin podamos irnos. Entro al auto y cierro la puerta con todas las fuerzas, sin poder evitar soltar toda esta frustración que me está llenando.
«¿Qué carajos fue lo que pasó?». Me pregunto una y otra vez.
De tenerla entregada a mis brazos, pasamos a ese punto discordante donde no nos pusimos nunca de acuerdo.
—Lo sabía, lo sabía —exclamo y golpeo con fuerza el cuero del asiento delante de mí.
Henry me mira por el espejo retrovisor y me pregunta, sutil.
—Señor, ¿usted está bien?
Lo miro y respiro profundo, luego asiento. Él vuelve a lo suyo y nos incorporamos a la avenida. Trato de relajarme, pero no dejo de pensar en la vuelta y media que tomó todo de