Virgínia
Mariana dijo eso y se echó a reír, algo que había estado haciendo mucho ese día, y aunque estaba curiosa, no pregunté cuál era el motivo de tanta alegría y emoción. Esperaba que me lo contara por sí misma, ya que cada vez que le preguntaba algo a Mariana últimamente, siempre huía.
"Solo te lo contaré cuando me preguntes", bromeó Mariana, realmente leyendo mis pensamientos.
"He estado intentando, pero siempre te escapas. Empiezo a sentirme entrometida".
"¡Somos amigas, Virgínia! ¡Vaya tontería de conversación!"
"Creo que tienes razón", asentí, comenzando a analizarme un poco.
"Has estado muy sensible últimamente."
"Debe ser porque mi ciclo está por venir".
"¿Durante semanas?", preguntó Mariana, con ironía, y reí ante sus palabras.
Pero pronto la risa se desvaneció cuando me di cuenta de que hacía semanas, ¡semanas!, que mi ciclo no llegaba y eso era muy extraño, ya que siempre ha sido muy puntual. Me alarmé inmediatamente.
"¿Qué pasa?", preguntó Mariana, pareciendo preocupada.