—¡Cof, cof!
Adriana casi se ahoga.
—No digas tantas bobadas.
—Seguro que le importas, si no, ¿por qué se preocupa tanto por ti? —dijo Julia, mirándola con curiosidad.
—Debe ser para pagar una deuda. —Adriana respondió sin ganas.
—Bueno… —Julia apretó los labios—. Si no es por eso, entonces tal vez quiera ofrecerte algo más. A mí me parece que Ricky no está nada mal, no solo es guapo, sino que también es muy talentoso en perfumería, igual que José en los negocios. Deberías pensarlo. Nada mejor para sanar el corazón que otra persona.
—Me voy a dormir. —Adriana cerró los ojos, ignorándola.
De reojo, vio a Julia hacer lo mismo y a Ricky apagando la luz mientras se quitaba los audífonos.
Diez horas después, el avión aterrizó en Maravilla.
Ricky y su asistente cargaban varias maletas. Mientras esperaban, Adriana y Julia caminaron hacia la salida para buscar transporte. Justo cuando estaban por irse, un auto se detuvo frente a ellas.
La puerta se abrió, y para su sorpresa, a