Capítulo303 Gracias, Señor José.
—¿Señor José?
Pablo fue el primero en hablar, sorprendido.
José entró en la habitación y cuando vio a Adriana sentada junto a la mesa, se detuvo un momento, pero solo la miró de paso sin fijarse mucho en ella. Le hizo un gesto a Camilo y luego levantó la vista.
—Muchas gracias por esperar, Dante.
—José es un hombre muy ocupado, ¡que haya aceptado venir a mi cena ya es un gran honor! —dijo Dante, levantándose y ofreciendo la mano. José se acercó y se la estrechó.
La diferencia de altura entre ellos era graciosa, pero el ambiente se sentía tenso, como si sus presencias estuvieran chocando por ocupar más espacio que la otra.
—¡Miren pues! —dijo Dante, ya sentado José, mirando a Adriana y Camilo—. Lo dije, ¿no? Ustedes ya se conocen. Recientemente estuvieron juntos en la zona de la competencia de ciclismo, pasando por dificultades juntos.
—Es cierto —asintió Camilo.
—Hablando del ciclismo, ya le agradecí a Adriana y a Camilo, pero ahora quiero agradecer a José. Ustedes salv