Adriana también estaba de acuerdo con la opinión de sus padres.
Desde pequeña, ella había querido jugar como los demás niños, no quería que su condición física la hiciera depender siempre de los demás.
Sabía cuál era el límite de su cuerpo, y tenía mucha consciencia de sí misma.
—No pensé que tuviera el mismo talento que la familia Angle, realmente me demoré demasiado en descubrir mis habilidades —se dijo Adriana.
En ese momento, Alejandro soltó la cámara con satisfacción y dijo:
—¡Muy bien!
—¿Maestro, ya terminó de tomar las fotos? —preguntó Adriana con una sonrisa.
Ella y Ricky ya habían terminado de mezclar las fragancias que tenían en las manos.
Alejandro asintió y, sin perder tiempo, se acercó a revisar las fotos.
Adriana tomó el frasco y olió, cerrando los ojos sin darse cuenta, para disfrutar del perfume que había creado.
Se sintió muy satisfecha con el resultado.
—Ok… —dijo, perdida en la fragancia.
Ricky, disfrutando también, se acercó a ella, inclinándose hacia adelante par