Son mis hijas
Son mis hijas
Por: Afrodita
Prólogo

– De verdad no puedo creer como es que fui tan estúpido todo este tiempo y creí en ti. Debí de hacerle caso a mi madre cuando me dijo que tú no eras más que una zorra casa fortunas que tarde o temprano iba a engañarme ¿Cómo fuiste capaz de hacerme esto a mí? Yo que te defendí siempre y te di todos mi amor sin miramientos ¿Por qué lo hiciste? - dice él con un tono de voz mordaz mientras sujeta fuertemente el brazo de ella hasta el punto de hacerle daño.

- Por favor, suéltame; me estás lastimando - dijo ella con lágrimas en los ojos - Te juro que yo nunca te engañe, debes escucharme porque nada de esto es verdad y yo no te engañe mi amor. Se suponía que eras tú quién estaría aquí, lo decías en el mensaje que me enviaste.

- ¿Mensaje? ¿Qué mensaje? ¿Acaso consideras que soy estúpido? ¡Ya deja de mentir! Sabes perfectamente que yo no te envié ningún mensaje y tus mentiras no te van a liberar de esto. De seguro estás diciendo todas estas palabras para encubrir al desgraciado que tienes por amante y con el cual te estabas revolcando en este lugar como una cualquiera.

- Yo no me estaba revolcando con nadie, tienes que creerme. Esto es una trampa. Por favor escúchame.

- ¡Ya basta! - dijo él alzando la voz - Nunca más voy a volver a caer en tus mentiras, como tampoco quiero volver a saber nada de ti en lo que me queda de vida. Te quiero lejos de mí para siempre.

- ¿Qué? - preguntó ella con un nudo en la garganta - No mi amor, no puedes estar hablando en serio. Te estoy diciendo que me tendieron una trampa, tienes que creerme, tú y yo vamos a tener un hijo ¿Por qué no puedes confiar en mí?

- ¿Un hijo? ¿Qué confíe en ti? ¿Estás segura de que ese bastardo que llevas dentro es mío? - dijo él con el odio marcado en su voz - Te apuesto lo que quieras a que ese engendro que tienes en el vientre ni siquiera lleva mi sangre. De seguro lo querías usar para sacarme dinero. Sin embargo; debo decirte que eso no sucederá ni ahora, ni nunca. Jamás debí casarme con una muerta de hambre como tú, te desprecio a ti y a tu maldito bastado.

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