Neal.
Cuando llegué a casa y no encontré a Becca, la preocupación se apoderó de mí. Mi mente se llenó de un millón de pensamientos, y lo que más me inquietó fue que había desobedecido nuestras advertencias y había salido de la casa, poniéndose en peligro.
Debí haber comprendido que Becca no se habrí