Momentos acalorados.
Nunca parecieron aburrirse en lo más mínimo y, sin embargo, con todo lo que me hizo, no pude evitar dejarme llevar y emocionarme.
Después de todo, era un dios del sexo. Un placer enviado desde el infierno para devorarme en cada oportunidad que tuviera, o al menos eso era lo que