Axel giró sobre sus talones. Se acercó con pasos lentos y confiados hacia donde se encontraba el guardia, quien empuñaba una mágnum 44. Axel observó el arma con la que le apuntaba el corpulento hombre, cuyas manos sudaban y temblaban. La simple presencia de Axel le brindaba una extraña sensación de temor, era como si tuviera en frente a un bravucón. Axel alzó una ceja y río demencialmente con la vista fija ahora en el guardia. Movió con rapidez su puño y le atestó un fuerte golpe en él gordo y grasiento rostro.
—Ah, no debería apuntarle con un eso a su alteza —dijo pasando una mano por sus nudillos.
El fornido hombre cayó desconcertado en el suelo y Axel comenzó a correr con dirección hacia las escaleras del lado oeste, pero fue sorprendido por otro guardia que no había advertido. Se dio la vuelta para correr hacia la otra dir