64. NO HARÉ NADA SIN CONSULTARTE
(ARIANA JÁUREGUI)
Asentí con la cabeza, sintiendo el peso de la resignación sobre mis hombros. No tenía fuerzas para seguir discutiendo. Sabía que Silvia estaba decidida a llevar esto a cabo, y que no iba a ceder. El olor a ambientador de limón en el coche, que antes me resultaba familiar, ahora me producía náuseas. El cinturón de seguridad se sentía como una atadura, aprisionándome en una realidad que no quería aceptar.
—Antes de irme a casa, quiero saber cuándo puedo volver a ver a Ethan, Silvia —le dije, con la voz temblorosa y la mirada fija en sus ojos. Necesitaba aferrarme a algo, a una mínima esperanza.
—No puedes, Ariana —respondió Silvia, con un tono de voz firme, pero con una leve suavidad que no había notado antes. Suspiró profundamente y se pasó una mano por el pelo, denotando cansancio.
—Por favor, quiero verlo —insistí, sintiendo las lágrimas picando en mis ojos. El olor a cuero del coche se intensificó, mezclándose con el aroma de su perfume, una fragancia floral que sie