Narra Alejandro Silva
Estoy frío...
Mi subconsciente me alerta de que me encuentro solo en la cama.
Estiro mi brazo tanteando hacia ambos lados, aún con los ojos cerrados y no lo detecto cerca mío.
¿Dónde está?
Saco la cabeza de abajo de la almohada y recorro la habitación buscando indicios suyos, pero nada...
¡Nada de nada!
Miro el reloj sobre la mesita de noche y son las ocho de la mañana.
Para ser domingo y por ser Nicol, eso es extraño.
Salto de la cama, me coloco mi ropa interior que recojo del suelo y luego de comprobar que no está en el cuarto de baño; me dirijo hacia la sala.
Mis pies me llevan hacia el comedor, donde lo encuentro sentado con una taza humeante de café, al parecer recién hecho, y un cuenco de cereales a su lado.
¡Extraña combinación!
Raro....
Me acerco sigiloso y la tomo por detrás clavándole los dedos en las cosquillas.
Ella odia eso.
— ¿Se puede saber el porqué de dejarme solo en la cama un domingo y tan temprano? — ella se retuerce en mis brazos qu