Bastian se acercó a mi y me abrazó por detrás, su boca recorría mi cuello mientras sus manos acariciaban mis senos, me sentía tan bien que yo misma comencé a caminar con él hasta el centro de aquel círculo. Adoraba su capacidad para hacer que sintiera mil sensaciones con solo tocarme.

—Empiezo a creer que estás a punto de ser arrastrado hasta el límite de la locura —repliqué con voz ronca.

—No me digas —murmuró Bastian con agrado.

Enseguida le quité yo misma la playera que traía observando sus hombros y brazos masculinos, mientras él permanecía relajado e inmóvil. Descubrí que en ese momento Bastian tenía u