Capitulo 3.

Capítulo 3

Un pequeño cachorro

Grey Maximus

El bosque es hermoso, la luz daba ese toque que siempre le ha encantado ¡demonios! No sé por qué papá siempre me ha enviado siempre a la ciudad, estos lugares son un paraíso y yo me los estoy perdiendo, desde ahora lo convenceré de quedarme con él, ya que nuestro hogar está también rodeado de bosque.

Estaba tan maravillada por la vista de esta noche, es que es increíble que en ver de darme miedo estar sola, en el bosque, de noche, era todo lo contrario, era como si una fuerza mayor me llamara a estar en este sitio.

Caminaba sin rumbo alguno cuando de unos arbustos se empezó a escuchar ruidos raros, carajo y ¿hoy que hago? Rápidamente, tomo pose de defensa, pero de un arbusto sale un pequeño lobezno y al verme este se queda quieto.

Al ver que tanto el cómo yo no asemos nada, relajo mi cuerpo para darle a entender que no soy una amenaza.

No sé cómo actuar si me muevo, ¿me atacará? Aunque no me siento amenazada, así que poco a como dé que él se va acercando, yo voy bajando para estar a su altura, lentamente acercó mi mano, cuándo estoy cerca, él corta el espacio que lo separaba de mi palma, su pelaje que es de color café están suave, los ojos del lobezno son azules con unos destellos rojos.

El pequeño lobezno ante mi toque comienza a ronronear cuál gato mimoso, lo que provoca que una sonrisa se forma en mi rostro.

—¿Quieres jugar un rato pequeño? — le pregunto al pequeño captando su total atención y no hay que ser muy inteligente para saber que ese lobezno no es uno normal más si vives rodeados de cambiantes.

💧⭐️🔥🔥⭐️💧

Así pasamos un rato hasta que mis piernas ya no dieron para ramas y pedí al pequeño un descanso, porque tenía energía para más.

Estamos sentados en un claro cerca de un Hermoso lago, al cual el cachorro me trajo, porque, si por mí fuera que estaría pérdida, un qué pensándolo no sé cómo diablos voy a hacer para regresar a esa aburrida fiesta.

Estoy sentada en un lugar donde hay pasto poco, pero no importa, y lo bueno es que no ando con esos odios vestidos, el lobezno está sentado en mi regazo, al parecer está cómodo y me da pena levantarlo, pero mis nalgas ya nos las siento.

—Pequeño, es hora de irme— trato de moverlo y al escucharme, rápidamente se pone de pie y me ve con ojos cristalizados como queriendo llorar, eso me parte el alma. Iba a seguir hablando, una voz en mi cabeza, así que calle.

—no te vayas, por favor—

Escuche su voz por primera vez desde que comenzamos a jugar y en ella claramente de escucha que quiere llorar

—¿Por qué no quieres que me vaya? — pregunté dándole toda mi atención.

—por qué no quiero estar solo— su voz se quiebra.

—ya no estás solo— digo para poder tranquilizarlo, pero se puede ver la preocupación en su rostro, así que para que se tranquilice lo tomo entre mis brazos tratando de darle la seguridad que necesite. —Hoy yo seré la que te cuide. Nada te faltará. — le aseguro, ya que no tendría que ser adivina para saber que este pequeño esta solo es el bosque.

—¿tú serás mi mami? — Y al parecer eso funciono, por el hecho de que el lobezno se comenzó a revolver entre mis brazos y se podía percibir su emoción, pero su pregunta me dejo un poco aturdida.

—claro peque, yo seré tú…

No termino de hablar, ya que de la nada aparece un lobo mostrando sus colmillos viéndome de forma amenazante.

El pequeño en mis brazos se asusta al ver los mimos que yo.

Frunzo el ceño ante este lobo y tratando de proteger al pequeño lo pongo de forma lenta en el suelo para no altera al lobo frente a nosotros.

—¿Mami? — pregunta él en mi mente muy asustada.

No te preocupes pequeño, estaré bien, pero tienes alejarte un poco.

Le respondí igualmente, sin verlo, ya que mi concentración está en el lobo que pasa de sus ojos de mí y al pequeño.

El lobezno rápidamente se aleja y cuando creo que ya está lo suficiente lejos para no salir dañado.

Rápidamente, me tomo posición de combate.

El lobo no se hace el rogado y corre a mi dirección con las fauces abiertas con toda la intención de acabar conmigo, pero aunque parezca una simple humana se llevara un gran sorpresa.

Al ver el movimiento del lobo salto arriba de él para evitar su ataque, al ver que este está por regresar invoco mis dos amadas dagas de plata.

Corro hacia el lobo y me barro sobre el suelo para cuando el pasado sobre mí con una de mis dagas corto desde su pecho hasta el estómago de un solo cote.

Al levantarme veo que el lobo se queja por el daño, pero ataca de nuevo, con un movimiento quedo sobre él tumbándolo en el suelo y con mi otra daga atravieso su pecho hasta su corazón para dejarlo sin vida.

Al ver qué lobo está sin vida me pongo de pie para detallarlo, veo que es un lobo renegado, es muy extraño que este haya pasado las fronteras de la manada y que nadie se haya dado cuenta a menos que yo haya salido más de lo esperado y me encuentre un punto neutro.

Pensando en ese esa, posibilidad mejor que regresa, ya que si uno ando por aquí puede haber más y eso sería exponer al lobito y él lo que menos quiero.

Suelto un suspiro y con la mirada busco al pequeño lobezno y lo encuentro escondido atrás de un árbol.

—Vamos pequeños, hay que volver. — le digo mientras me acerco.

Creí que lobito me tendría miedo, pero me equivoque al verlo venir a mí moviendo la colita feliz de la vida.

Lo que sí está un poco complicado es regresar a esa fiesta, puedo ser buena en combate, soy pésima orientándome.

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