Capítulo 4

Narrados omnisciente.

La presentación ya casi se efectuaba, solo faltaba el futuro alfa, que ahora maldecía a todo el mundo por haber arruinado el encuentro con su mate, que por fin después de tantos años la estaría con ella, pero no podía dejar su deber aun lado.

El alfa se apresuró para llegar a si castillo quería terminar rápido y así buscar a su luna, muy seguramente ella se encuentra en la fiesta, ya que su aroma se encuentra cerca.

Mientras tanto, Grey no tenía ni idea de cómo volver a ese castillo porque su orientación es un asco total.

Así que hizo lo primero que se le ocurrió que fue preguntar el pequeño si se podía transformar.

—¡mami! ¿Qué pasa? — le preguntó el pequeño.

—¿Puedes percibir el olor de esta manada?— le pregunto ella al pequeño que la mira muy atento.

El niño la veía y parecía realmente preocupada, así que él decidió hablar:

—Mami, si quieres ir a la casa del Alfa, yo te puedo llevar—completo el pequeño, a lo que ella lo vio con una sonrisa.

—Eso es genial cariño. — le respondió Grey al pequeño que la guía feliz de la vida.

La vida le está dando un giro de 180 grados, con la cabeza asintió al peque, que se ofreció a guiarla, hasta la casa. Todo el camino, ella le iba preguntaron al pequeño sobre su naturaleza, a lo que él respondía animadamente, pero aún ella no dejaba de pensar en el lobo del bosque, iba a preguntar, pero callo al ver la mansión.

Soltó un suspiro y se puso a la altura del pequeño.

—Cariño es hora de irme...— no dejo que terminara, que el pequeño se aferró a ella con lágrimas a punto de salir.

—No me dejes— dijo en un susurro, a lo que a ella se le partía el alma y lo envolvió en un abrazo.

—No lo iba a hacer pequeño, te lo prometí ¿Recuerda?—le regalo una sonrisa, que él devolvió y hoy no lloraba de Tristeza sino de alegría, pues ya no estaría solo.

Con un mensaje pidió que la recogerán, puesto que la fiesta no le importaba, solo quería hacer una cosa, y solo una cosa hablar con su padre.