En la Rosa Dorada, todo está pasando con normalidad. Avanzada la noche como cualquier noche en la rosa Dorada. Karen y Cora tomaron un respiro en el camerino.
-Karen ¿Has visto al Diablo? - Le dice masajeándose la cintura baja.
-La verdad no, desde hace tres días- Menciona sin preocupación - ¿Será que lo mataron? – Vuelve a ver a Karen.
-Espero que no- Karen se muestra una cara de preocupación.
- ¡No! ¡No puedo creerlo! Que todavía te preocupes por él- Le reprocha Cora.
-Cuando éramos niños, él no era así. Siempre fue bueno con nosotras. Fueron esas malas influencias que lo hicieron cambiar.
-Será la influencia del dinero, solo eso le importa- Le dice con ironía.
-Como sea, él no era malo- La mira molesta.
- ¡Estúpidas viejas! ¡Holgazaneando! – Escuchan a Hermann que al parecer las está buscando.
- ¡Levántese! - Les grita.
-Ustedes dos, hoy trasladarán la merca- Le dice mientras las jala fuera del camerino.
- ¿Por qué nosotras? Ese trabajos lo hacen las mulitas- Cora se refiere a los