Diana luego de la reunión en Vid-Mal acudió al encuentro con su socio y amigo Jean Carlos. La elegante dama se despidió de su esposo con un beso en los labios, y bajó del auto. Caminando con la seguridad que la caracterizaba ingresó al edificio. El guardia la saludó y ella respondió con una sonrisa, de inmediato se dirigió a las oficinas administrativas.
—Buenas tardes —habló al notar en el reloj de pared que ya era mediodía.
—Bienvenida —respondió Jean Carlos con una amplia sonrisa, se puso de pie, y la abrazó.
Diana ladeó los labios arrugó el ceño.
—¿A qué debo tanta efusividad? —cuestionó.
—Ya lo verás —respondió él.
La señora Vidal hizo una mueca, y tomó asiento e