Pero viendo la forma en que Rebeca se había levantado para hablar con el otro hombre, daba la sensación de que se conocían.
—Hugo Saucedo.
—¿Es él? —Cristian se sorprendió: —¿Pensaba que no se conocían mucho? ¿Por qué se sentaron juntos?
—Salvé a su sobrina de la piscina termal antes, y la trajo para darme las gracias.
Cristian entendió el asunto: —Ya veo.
Cuando Rebeca dijo que había venido con colegas, Hugo supuso que la persona que acababa de saludarla era su colega, y no volvió la vista hacia esta.
Cuando Rebeca y Cristian se alejaron un poco, Hugo vio las espaldas distantes de los dos y se dio cuenta de que el hombre era un joven alto.
A juzgar desde su ángulo, hacía buena pareja con Rebeca.
Y viendo la distancia entre ellos, se notaba que tenían buena relación.
—Tío...
Cuando oyó la voz de su sobrina, Hugo volvió a sus sentidos: —¿Terminaste? Vamos arriba si estás llena.
Ana: —Sí, ya estoy llena.
Hugo, que ya había comido, dejó la servilleta y subió con Ana.
Cuando Rebeca regresó