Kevin había observado toda la escena.
Sin embargo, al ver que Romeo y Ryan cuidaban de las chicas, simplemente asumió que se trataba de una cuestión de cortesía caballeresca y no le dio mayor importancia.
Después de todo, con ocho o nueve hombres allí y solo Rebeca y Violeta como chicas, era perfectamente natural que ellos, como hombres, cuidaran de las mujeres que venían con ellos.
Apenas había apartado la mirada cuando vio regresar a Natalia.
—¿Ya has vuelto? —comentó.
—Estaba a punto de llamarte. Ya tienen lista la barbacoa, ¿te apetece comer algo?
Natalia esbozó una sonrisa.
—Sí, gracias.
Cuando terminó de hablar, Karen y sus acompañantes también regresaron.
Habían estado explorando la zona y Karen estaba ahora mucho más animada. Al oír lo de la barbacoa, sonrió y quiso decir algo, cuando de repente una figura vagamente familiar le llamó la atención.
Se detuvo, pensando que tal vez se había equivocado.
Miró de nuevo más de cerca y se dio cuenta de que no se había equivocado.
—¿Es R