Logan tenía numerosas empresas y siempre estaba ocupado.
Durante los dos días siguientes, Logan no estuvo en casa porque le surgió algo, y Carolina estaba tan aburrida sola en casa que no pudo evitar volver a llamar a Rebeca.
Después de dos días ajetreados, los acontecimientos de ese día habían quedado atrás para Rebeca.
Al ver la llamada de Carolina, contestó.
Carolina: —Mamá, ¿cuándo vuelves a casa...?
Al enterarse de que Logan no estaba en casa, Rebeca volvió después del trabajo para pasar la tarde.
Carolina se puso muy contenta cuando su mamá volvió, la atosigó con historias divertidas sobre el colegio y le mencionó su nuevo juego favorito al que se había vuelto adicta recientemente y quería enseñarle a Rebeca a jugar.
De normal, cuando terminaba sus deberes, Carolina podía jugar y hacer todo lo que le apeteciera, siempre que no fuera perjudicial para su salud física o mental.
Rebeca vio jugar a Carolina dos veces y formó equipo con ella para jugar durante más de una hora.
Carolina