En ese momento, Natalia se llenó de consternación, preguntándose si veía alucinaciones.
Pero la mano de Rebeca sosteniendo la de Ana y la sonrisa de Hugo mientras miraba de reojo a Rebeca eran tan claras.
Todo ello le hizo saber que no estaba alucinando y que no era un sueño.
Rebeca estaba realmente con Hugo y Ana.
El ambiente de los tres juntos y el hecho de que Ana fuera tomada de la mano por Rebeca, y no por Hugo, dejaba claro que no era la primera vez que los tres salían a cenar.
En un instante, se le pasó por la cabeza una idea.
¿Sería Rebeca la “Señorita” que Ana había mencionado tantas veces?
¿Cómo podía ser?
En su fuero interno pensaba que era imposible, pero no pudo evitar acordarse de cuando el año pasado Hugo fue a Furense a una reunión y tomó la iniciativa de acercarse a hablar con Rebeca.
Además, en las últimas fiestas, siempre que Rebeca y Cristian estaban allí, cuando Hugo se acercaba a saludarles, se quedaba un rato con ellos, en lugar de marcharse inmediatamente despué