Rebeca, Cristian y el señor García de Furense tenían un grupo.
Los acontecimientos del día fueron tan explosivos que el señor García no pudo reprimir sus ganas de chismear con ellos a la primera oportunidad.
Aunque ni Rebeca ni Cristian estaban interesados en saber cuántos pretendientes tenía Natalia y lo locos que estaban por ella.
Por la tarde, escucharon al señor García contarles que “La hija del señor Lafuente vino a la empresa a buscar a la señorita Mena, esta decía que se llevaban muy bien, no nos lo creíamos, pero ahora que hemos visto a la niña, sabemos que realmente se llevan muy bien”, las manos de Rebeca se tensaron sobre el teclado.
No era que le disgustara saber que Carolina se llevaba bien con Natalia, era que de repente se le ocurrió que si la noticia de la estrecha relación entre ellas se extendía, sería imposible ocultárselo a su tío y a su abuela.
Ella había pensado que tarde o temprano ese día llegaría, pero...
Cristian la miró y adivinó exactamente lo que estaba pen