Estaba pensando en ello cuando Hugo vio su auto y se dirigió hacia ella.
Rebeca bajó lentamente la ventanilla: —Señor Saucedo.
Hugo: —Buenos días.
Rebeca asintió: —Buenos días —Y reguntó—: ¿Has venido por algo?
Hugo vino para nada en realidad.
Solo recordó sus sospechas de la noche anterior...
Dijo: —El sábado pasado por la noche, te vi con el señor Figueras y el señor Israel delante del restaurante.
Rebeca escuchó, y antes de que pudiera reaccionar a por qué le estaba contando aquello de repente, oyó que Hugo preguntaba: —También eres alumna del señor Israel, ¿verdad?
Rebeca se quedó helada y le miró con el ceño fruncido: —Tú....
Hugo, sin embargo, adivinó la respuesta en su reacción.
—Entonces, ¿tú dirigiste el desarrollo de estos dos proyectos de Tylerty?
Rebeca frunció los labios: —¿Qué demonios...?
—Una última pregunta —dijo Hugo—. El lenguaje de programación cuap de Tylerty también es obra tuya, ¿verdad?
Aunque no sabía nada sobre lenguajes de programación, su propio negocio esta