Llena de sonrisas, el señor García fue el primero en abrir la boca para saludar: —Hola, señorita Mena.
Natalia sonrió y asintió, diciéndole a él y a Cristian: —Logan invitó a mi equipo a cenar, señor Figueras y señor García, ¿quieren venir?
Ignoró a Rebeca sin más.
El señor García quería decir que sí.
Miró a Cristian y Rebeca.
Cristian dijo inmediatamente: —Apreciamos su invitación, pero ya tenemos planes.
Natalia frunció el ceño: —Señor Figueras...
No esperaba que tras intentar varias veces, Cristian seguía sin ceder lo más mínimo.
Miró a Rebeca, que estaba sentada al margen bebiendo agua.
Rebeca la vio y le devolvió la mirada con frialdad.
Natalia retiró los ojos.
Rebeca, aparte de ser guapa, sinceramente no entendía qué demonios tenía para que Cristian la defendiera tanto.
Si no era ni tan sobresaliente o tan deslumbrante como ella.
Como Cristian declinó, ella sonrió y dijo, de forma amable: —Vale, pues la próxima vez será.
Con estas palabras, y sin volver a mirar a Rebeca ni al señ