El funeral del padre de Ernest se realizó con pocas personas, bastante reservado y alejado de todos. La noticia voló como pólvora y todos en Seattle se enteraron del vil asesinato. Los periódicos solo hablaban de ello. Por mi parte, me limité a esperar a que Ernest me hablara, pero no sucedió. Timotheo fue quien me llamó para informarme sobre el funeral, hora y lugar. Aunque le dije que no me sentía bien yendo, el me pidió que lo hiciera. Puse mi mejor sonrisa y vine.
No he ido muchos funerales, solamente al de mi abuela y el de la madre de Rosita, que murió cuando ella era pequeña; pocas cosas recuerdo de ambos funerales, pero lo que sí sé es que los funerales por lo regular siempre hay alguien que llora, alguien que deben sacar en ambulanci