Sebastian saltó sobre su hermana quien con agilidad le alzó, se abrazaron fuertemente, Sofía desde una esquina observaba a sus hijos se aceró rápidamente y se unió al abrazo con besos para cada uno.
—Sebas, bájate. Sofía no debe cargarte.
—Mamá...
—Traje cajitas felices. Avísales a los trillizos —Le susurró.
—¿Y mi cajita feliz?
—Pollito no había para ti, pero te compré una hamburguesa. —Liam le abrazó y sonrió al sentir su barriga.
—Has crecido.
—No sabes... como carne y huevos —él rió ante el comentario de su amiga que fue a saludar al resto.
—Nena te puedes quitar el abrigo, la calefacción está encendida.
—Lo sé, pero me veo sensual con este abrigo.—