Capítulo 2

Una semana antes

Me levanto temprano como siempre, salgo de mi habitación y el corto pasillo me lleva hasta la cocina, pasando por la puerta del baño y acto seguido encontrando a mi querida amiga  en la cocina con el café recién hecho. No es un gran apartamento pero es lo suficientemente económico para mí y mi  nuevo estatus social. Ya no soy rica. Ahora vivo en austeridad, pero libre y feliz.

El precio de no ser la condesa me parece poco al lado de las antiguas obligaciones que vienen con mi titulo, además de la promesa de un despiadado príncipe para hacerme su mujer. 

Ignoro la historia de mi vida, para observar los saltitos divertidos que da mi amiga, mientras me termina de servir el café y me apremia a sentarme a la mesa.

—Buenos días, nena. ¿Cómo has amanecido? -me espeta sin dejarme hablar.

—Debo decir que te he conseguido un trabajo. Aunque en realidad es una oferta aún —argumenta.

—Buenos días a ti también —le devuelvo el saludo y me lanza un beso mientras termina de acomodar las cosas de su destino junto a las mías. Es una rutina que tenemos.

—Me tengo que ir a trabajar Bella,  pero ahí te dejé los datos del hotel al que debes ir por el empleo —señala algo sobre la encimera —es para servicios de lavandería del hotel Holtz.

Abriendo la boca de la sorpresa pregunto tapando con mi mano la vista a los restos dentro de mi boca...

—¿Lavanderia? ¿Y que pinto yo ahí?

Se ríe la muy perra llevándose la mano al pecho. Y yo arrugo los ojos no tan divertida como ella.

—Nada cariño tranquila, era una broma para hacerte rabiar pero me ha podido tu reacción -dice risueña.

—Que simpática estás hoy -comento sentándome en la banqueta de la pequeña isla de mi cocina. Cambié  de puesto de pronto.

—Bueno a lo que iba, que me tengo que ir —farfulló acomodando la falda negra que llevaba —El caso es que vayas al edificio principal de la cadena y preguntes por Estela le dices que eres la amiga de la que le hablé y ella te llevará a tu entrevista para lo que tú sabes hacer, cariño.

—Muchas gracias Sami, sabes que necesito trabajar en todo lo que pueda para salir adelante nena, te quiero un montón por ayudarme y ser tan linda siempre conmigo - me levanto la abrazo y la beso con cariño. Adoro a esa mujer que me facilita tanto la vida y a la que de no haberme escapado de palacio, nunca habría tenido acceso.

—No  seas pelota -me regaña y yo continúo desayunando  cuando la oigo decir —lo dicho ,me voy.

—Nos vemos en la noche -le grito y siento como cierra la puerta.

Desde que me fui de mi casa no es que me vaya mal pero es que no encuentro el arcoiris que pretendía encontrar en el mundo cuando salí de la burbuja en que vivía.

Si bien es cierto que escapé de varias cosas, entre todo aquello simplemente mi mayor intensión era vivir mi vida bajo otros matices y probar a que sabe el mundo cuando te permiten explorarlo a gusto.

...En fin que salgo a la calle y ya en mi auto voy rezando para que todo salga bien en la dichosa entrevista.

Al fin trabajaré de lo que estudié si es que me aceptan. 

Yo misma me reprendo mentalmente por mi negatividad. 

Hoy no,

hoy vamos de verde.

Me recibe una recepcionista poco amable pero finalmente hace su trabajo y me pone en manos de la señora que me entrevistará para el empleo. 

Una vez dentro del ascensor que me lleva al encuentro con la señora, veo que se llena de una manera que pareciera que venían todos en manada corriendo tras de mi.

Total que ya bien lleno nos ponemos en camino a las alturas y alguien pulsa el piso al que voy por lo que solo resta esperar,pero está tan lleno que siento que caigo sobre otra persona y me disculpo sin mirarlo. No es difícil adivinar que se trata de un hombre por la fuerza del cuerpo contra el que choqué

...Al llegar al piso me bajo y salgo a mi destino.

Hago mi entrevista sin contratiempos y la señora Memphis, que me ha aclarado de manera muy amable que la puedo tutear,me dice que me avisará si me han elegido .

Espero que así sea, en serio lo necesito.

Al final del día solo he hecho algunas compras y me preparo para ir a una cena de gente rica pero no como invitada sino como camarera. Ese es el trabajo a ratos que me paga las facturas.

Por suerte el apartamento está pagado, es un regalo de graduación de mis padres que nisiquiera saben que me hicieron y por supuesto no se lo vamos a decir. Simplemente he usado su dinero para pagarlo y al menos tener ese punto a mi favor.

—Hola cariño -le digo a Samira que viene llegando cuando yo voy saliendo.

—¿Que tal tu dia?, Creí poder quedarme a comer juntas pero me salió una cena,hablamos mañana ¿si? -me apuro a decirle ante su cara de enfado.Yo haré el café lo prometo.

—¡Nooo!- me dice rápido -mejor que no, tranquila que sabes que no me molesta y a ti te sale fatal. Al final termino haciendo otro yo y es una perdida de tiempo.Pero te agradezco el interés.

Y  como te vas, te pierdes saber el tremendo espécimen de hombre que conocí hoy - escupe y entra dejándome fuera y sin saber nada,con la curiosidad que me caracteriza atacandome cruelmente.

...Llego al sitio que James me había indicado y me encuentro con las chicas que harán el turno conmigo.

Son dos cielos de niñas, más jóvenes que yo pues deben pagar sus respectivas universidades cosa que yo ya pase hace un año, cuando salí de la burbuja.

—Bella, hermosa -me dice Tracy -¿cómo estás? -hace días no coincidimos.

—Muy cierto, pero tenemos un evento el viernes en un hotel donde al menos cuatro horas coincidiremos y no para disfrutar del spa -se ríe la rubia.

—Bueno entremos y que empiece la accion -nos dice James, nuestro jefe.

Nada más de ver la hermosa casa me llegan recuerdos que archivo inmediatamente, porque este ya no es mi mundo y ahora prefiero los sitios menos ostentosos y más cálidos y felices.

Aunque no puedo evitar del todo la nostalgia de unas pocas cosas que si extraño de mi vida anterior, sobre todo la compañía de mi nana y los paseos al jardín majestuoso que me regaló tan hermosas tardes que hoy, se visten de horas de trabajo imprescindibles. 

Cuando ya estamos todas orientadas en nuestras funciones empezamos la acción como le gusta decir a James.

Es una cena en familia, para gente elegante que requiere de un catering de alta calidad, por lo que todo debe salir perfecto. Con los meses trabajando en esto he aprendido mucho y sobre todo a trabajar en silencio.

Entro a la despensa a por unas copas para cóctel de mariscos, cuando escucho voces que me hacen detenerme dentro y pegar la oreja a la puerta para orientarme un poco de quien se trata, no me gustaría incordiar a nadie con mi aparición sorpresiva.

Y me alegro de haber hecho aquello, pues estando allí descubro al escuchar la conversación que tiene el hombre al otro lado de la puerta, que está en apuros...le oigo decir en voz alta y sin que nadie responda, lo que me indica que está hablando por el móvil. 

—Hermano, va a venir y necesito que crea que estoy con otra persona y sacármela de encima, papá va a entrar en cólera conmigo si sabe que lo he vuelto a hacer.

Tras una pausa en la que yo sigo acumulando en mi bandeja las copas que requería, le escucho continuar...

—Que no, Ian. Que lo necesito ahora. Y no hay una bendita mujer que pueda fingir ser mi chica por unas horas. Solo eso. Sé,  que bastará. 

Arrugo la frente y comienzo a plantearme si salir o no de mi posición, porque mi trabajo se está atrasando por este chico que se escucha un tanto desesperado. 

—Pero tío... —espeta dando vueltas por la estancia. Lo observo desde una esquina y empezando a salir de mi sitio confirmo  que efectivamente habla por el móvil  —¿Cómo voy a conseguir a nadie ahora mismo que se haga pasar por mi novia para quitarme de arriba a esa loca?... si, si, ya lo sé —gruñe y yo empiezo a salir despacio desde donde estoy, con la esperanza de que no me note para seguir con lo mío, cuando le escucho decir —no me valen tus reproches Ian, ya lo sé. Necesito resolver este caos, pero ya.

Y justo cuando había conseguido esquivarlo avanzando de espaldas a él,  siento un empujón y se me caen las copas al suelo, causando un estruendo muy grande y dejándome en evidencia. Me asusta pensar que se pudo lastimar. No puedo permitirme el que me despidan 

—Madre mía, perdón señor -me disculpo enseguida, aunque debía disculparse él y no yo, pero se ve a todas luces que es un invitado. Su aspecto de elegancia lo delata.

—Bueno pues te perdono si me ayudas - pide él mirándome de arriba a abajo sin ningún pudor. 

Me analiza al mismo tiempo que cuelga su teléfono excusándose con la persona a la que le hablaba y medio sonríe mirando mi físico. Me pone un tanto nerviosa, no me gusta sentirme expuesta.

—¿A qué, exactamente?-pregunto 

desorientada. Incómoda, también. 

—¡Serás mi novia! -decreta él como si diera ya por hecho que iba a hacer tal cosa.

—¿Perdón?...

Y no es un perdón de disculpa, no, es un perdón de...,¿ estás loco o qué? Pienso para adentro esperando que él entienda a lo que me refiero.

—Escucha -apremia -no tenemos tiempo, necesito que seas mi novia esta noche por el amor de dios, solo fingir un poco. No es tan difícil -une sus manos como si se tratara de una plegaria -te pago lo que sea -termina por decir.

—Que no... Que no .¿ Que dice? -gesticulo con mis manos negándome —

Yo,¿por qué iba a hacer eso?En que clase de líos me va a meter ?

Y además mi jefe me necesita para esta cena.

—Cena que organiza mi madre y paga mi padre así que técnicamente trabajas para mí y tú trabajo ahora es ser mi novia.

Dice tan tranquilo como si no pasará nada y estuviera pidiendo un simple vaso de agua a una camarera.

En ese mismo instante, entra James y este chico tan guapo del que no se ni el nombre le dice a mi jefe señalandome...

-¡La chica está despedida!

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