No sabía cuánto tiempo llevábamos en aquel sitio, que tampoco tenía muy claro que sitio era. Simplemente queria encontrar una solución ya y salir de allí.
Cada vez estaba más confundida y nerviosa. Sentía que no debía estar a solas con él y menos ahora que sabía, que era el príncipe y que tenía todo el derecho sobre mí que el maldito acuerdo le había dado. Ahora mi situación era incluso peor.
Había fallado al pensar que ese rubio divertido y seductor de fabulosos ojos azules me estaba dando caza al servicio de otra persona, cuando en realidad él era quien me buscaba y me había encontrado por sí mismo. Aunque, en teoría, ni siquiera había escapado de su lado. Siempre me tuve bajo su control.
—Bella tenemos que hablar y lo sabes perfe