88. DULCE SEDUCCIÓN
NARRADORA
Cassian estrechó los ojos hacia el príncipe.
Con todo y la demostración de poder que le había dado, aun a costa de otorgarle más energía al cuerpo vencido de ese Alfa, el príncipe no se veía impresionado.
Recordaba que siempre que hacía estos trucos delante de los anteriores monarcas, el brillo de la codicia brillaba en sus orbes.
Todos esos ilusos creían que algún día compartiría con ellos el poder del Sol.
—¿Cuántos años cree que poseo, su alteza? —le preguntó con seriedad.
Alexander se lo pensó.
La verdad es que se veía como un hombre de cincuenta y tantos.
Desde que nació, el Consejero había existido y a juzgar por como regeneró la vida de ese Alfa…
—¿Doscientos años? —dijo por decir una cifra, pero Cassian solo le dio una sonrisa de medio lado.
—Multiplique esos doscientos por muchos cientos más —le respondió bufando, y ciertamente, desde aquel inicio, cuando la raza de los hombres lobos se encontraba dividida en dos grandes territorios y existían los Auryel… él ya esta