Mi mandíbula cae sobre mi pecho, hablaba de un lugar donde pudiéramos tomarnos algo y conversar animadamente pero claro, quien iba a decir que Andrew seguiría mis indicaciones, aunque claro que lo está haciendo solo que a su propia conveniencia sin evitarlo le pregunto.
—Vas a comportarte como hasta ahora o ceras el imbécil con el que trabaje ese sábado en tu casa —se gira para verme aún más confundido y suelta
—¿Que te hace pensar que voy a volver a tratarte así? en serio no has creído ni una sola de las palabras que te he dicho ¿verdad?
Su voz suena dolida y está claramente reprochándome, luego continúa en un susurro casi inaudible
—Aunque hayas escogido a Matt, no pienso volver a tratarte de esa manera.
La comisura de mis labios amenaza con descubrir la sonrisa que estoy evitando soltar, si, es un hecho que cree