Narra John
—Así que tú eres el maldito que se atrevió a traicionarme —le escupí con rabia y me posicione frente a él para mirarlo a los ojos— llévenlo al cuarto de tortura —ordené hacía los hombres que lo sostenían y lo mantenían de rodillas.
Esto va a ser muy divertido; si por algo me caracterizo es por sacar información importante que me pueda ser de ayuda.
Ordené que lo amarraran sin compasión a una silla de metal que hay allí.
—Podemos hacerlo de manera fácil o difícil, puedes escoger —le dije sin tanta rabia en mi voz y sonando como una persona democrática.
—Puedes irte a la mierda, John —me replica desafiante.
—Sera por las malas entonces —dije y le lancé un puño directo a su mandíbula.
El hombre comenzó a toser sangre, pero no dejaba de tener una sonrisa cínica en su rostro, así que le di otro golpe y lo agarre del cabello para que me viera fijamente.
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