Capítulo 45.
Erick estaba furioso lo consumía, la rabia y otro sentimiento que se negaba a aceptar.
Después de haber visto ese acercamiento que tenía el ruso con Luciana, un instinto predador lo invadió.
Quería destruirlo, quería destruir cada una de sus malditas sonrisas y cada una de esas miradas furtivas que hacía directamente hacia ella, su instinto le exigía que se levantara de manera rápida y eficaz y tomara ese rostro pálido de Nikolai y lo estampara en repetidas ocasiones contra la mesa, hasta que perdiera cada uno de los rasgos que lo hacen reconocible, quería eliminarlo de la faz de la tierra.
Y sólo su lado más humano, uno cabal lo mantenía su trasero pegado a la silla.
Al momento de firmar ese contrato por el que había luchado durante casi un año y darle la mano a pesar de desear no hacerlo, Erick en todo momento quiso destruir a ese malnacido, mostrar la peligrosidad en la que se encontraba por su descaro.
Justo al momento de despedirse Nikolai se había acercado un poco más a Erick